Anton Corbjin, asiduo a la música en sus trabajos (su última producción es el vídeoclip de Reflektor para Arcade Fire) nos deleitó en 2007 con un biopic sobre Ian Curtis, líder de Joy Division. Coescrito y coproducido por Deborah Curtis, viuda del cantante y escritora de Touching from a distance, hace un recorrido por la ascensión y caída repentina del grupo con la muerte de Curtis pocos días antes de comenzar una gira por Estados Unidos que nunca tuvo lugar.
El director, fotógrafo en los ’70 de grupos como Nirvana y los mismos Division, se lanzó a la gran pantalla con este film, del que hay que destacar una cuidada fotografía en blanco y negro y un magnífico trabajo de localización. Además, el novato por aquel entonces Sam Riley (más conocido por su papel en On the Road dando vida a Jack Kerouac), hace una soberbia interpretación del cantante.
La historia parte de un jovencísimo Ian fascinado por Ziggy Stardust e Iggy Pop, la creación de Warsaw, que posteriormente cambiarían su nombre a Joy Division, el mítico contrato hecho, literalmente, con la sangre de Tony Wilson, el éxito, las giras de la mano de Factory Records, su vida personal… Hasta que llegan los ataques epilépticos y, con ellos, el declive de Curtis.
Gran triunfadora de los British Independent Film Awards (película, director, secundario y actor revelación) y con una buena aceptación en Cannes, donde fue estrenada, Control es una película imprescindible para entender todo el mito que rodea a Ian Curtis así como para disfrutar de una genial obra mimada hasta el detalle.